martes, 13 de abril de 2010

La característica central del Porfiriato fue desarrollo económico alcanzado por el país durante el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. La minería conoció un nuevo auge, ahora enfocada hacia la producción de metales para la industria; la agricultura se dirigió a los cultivo extensivos de productos de exportación como el algodón y el henequén; el mercado interno se intensificó a partir del crecimiento de la red ferroviaria, que al final del gobierno de Díaz se acercó a los 20 kilómetros; la hacienda pública fue reorganizada, para lo cual se buscó erradicar al fin algunos lastres coloniales, como las alcabalas o aduanas internas. El balance entre ingresos y egresos de la Federación alcanzó un superávit egreso de capital.
Pero hubo dos elementos negativos en el progreso que se consolidaba en el país; la mala distribución de la riqueza y el estancamiento político.
La Ley de Terrenos Baldíos, promulgaba en 1883 con el propósito de que las tierras que no estuvieran produciendo, fueran vendidas a inmigrantes o a nacionales para que fueran cultivadas, afectó a los campesinos al despojar a muchosde ellos de sus tierras. Se trataba de una población que no recibía sus jornales en haciendas, si no que se les pagaba por medio de vales canjeables en las tiendas de raya.
Los trabajadores de las minas y la indusria desempeñaban jornadas de trabajo sin límite de tiempo, carecían de condiciones higiénicas, y los salarios eran asignados de manera arbitraria.

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