martes, 13 de abril de 2010

ARQUITECTURA, MUSICA Y TEATRO

En la arquitectura, el siglo XIX fue testigo de cambiodel estilo barroco al neoclásico. El Palacio de Minería, construido por Manuel Tolsá, es uno de los más notables ejemplos del estilo neoclásico que predominaba ya en los últimos tiempos de la Colonia.
El único arquitecto destacado durante el periodo que abarca de Santa Anna a Maximiliano es Lorenzo de la Hidalga, de origen español pero radicado en México, y que entre otras obras públicas y privadas construyó el Teatro Nacional. Las enseñanzas del italiano Javier Cavallari, quién lllegó a México a mediados de siglo, fueron bien aprovechadas por De la Hidalga y por otros arquitectos que recibieron de él la influencia romántica de la Escuela de Bellas Artes en París, pero fue al final de esta centuria, en tiempos de Porfiriato, cuando se desarrollaronobras arquitectónicas de mayor impostancia.



La música tuvo oportunidad de desarrollarse en México por motivos distintos. Por una parte, seguía siendo importante para las familias acomodadas dar una educación que la incluyera, sobre todo para las jóvenes. Había verdaderos aficionados a los conciertos y pocos años después de la consumación de la Independencia, en 1825, se fundó una sociedad filarmónica en México.
En el Coliseo Nuevo, primero, y más tarde en el Gran Teatro Nacional, también denominado Teatro de Santa Anna, se llevaban a cabo funciones de ballet, ópera y, años después, de zarzuela. El éxito de las obras de dramaturgos mexicanos como Fernando Calderón y Manuel Eduardo Gorostiza, de las extranjeras ya clásicas de Shakespeare y Moliére, provocaba rivalidades entre las compañias del teatro.




En 1853 se fundó el primer Conservatorio Dramático de México, en el Teatro Principal, con el proósito de enseñar a los jóvenes el arte de la declamación.En general, el teatro gozó del intereés de distinto tipo de público a lo largo de todo el siglo, aunque, a finales de éste, apareció un nuevo motivo de atracción: el cine.
Los aparatos que inventaron Edison y Lumiére popularizaron el nuevo espectáculo que pronto pudo apreciarse en muchos lugares y aun en distintas partes de la República, hasta donde lo llevan los ambulantes.
En 1895, los hermanos Lumiére inventaron el proyecto de cine que daría la vuelta al mundo. El tamaño natural de la imágenes impresionó al público , que veía con asombro cómo se lograba "fijar" el movimiento de la imagen. De 1896 a 1915, las tomas privilegiadas eran observaciones de la realidad en la que aparecía la gente; y durante los primeros seis años del siglo XX apareció un cine documental.

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